Ollanta Humala es conchudo. Sobre él se ciernen sospechas de que recibió dinero no solo de Odebrecht sino también del gobierno venezolano en su primera campaña electoral, y luego de mineros y cocaleros ilegales. Su campaña no fue austera, fue millonaria. Él pretende aprovechar la confesión de Dionisio Romero Paoletti y dice que se enfrentó a los grandes grupos de poder. Pero él se subió al carro de la derecha empresarial sin importarle que esta lo tratara como su chofer.