El costo que evitaremos a futuro por la prevención de la corrupción será mucho mayor que el reembolso que recibirá Odebrecht por la venta de la central hidroeléctrica Chaqlla. La corrupción es el peor impuesto contra los menos favorecidos, y supone el traslado de los recursos del Estado, que es de todos, a favor de grupos económicos poderosos. La trama de la corrupción debe conocerse a plenitud, y si para ello es necesario cumplir con un pago, que además legalmente le corresponde a la constructora brasileña, es un costo que debemos asumir. Es un sapo que sí debemos tragarnos.