Pedro Olaechea y Mercedes Aráoz son los primeros fallecidos políticos de esta crisis política. Pensaron que fungiendo de comparsas de la voluntad política del fujiaprismo podían escalar en sus carreras personales, pero han terminado absolutamente chamuscados, sin ninguna posibilidad política futura inmediata.

Perdieron de vista la realidad y el sentido de la opinión pública, así como la Constitución. Se descarrillaron hasta llegar a situaciones risibles y ridículas. Se dejaron mangonear por el fujiaprismo, que los ha utilizado groseramente y ellos ni siquiera han sido capaces de percatarse de esa situación.