Las confesiones de Miguel Atala cierran un ciclo histórico respecto de Alan García. Pongamos fin a la parafernalia mitológica que los 'compañeros' apristas pretenden construir alrededor de él. El también se vendió, y de manera grosera y descarada utilizó los dineros públicos para su beneficio, y de eso vivió y disfrutó durante los últimos años.   La corrupción es un mal endémico en el Perú, y esa es la gran lección que debemos aprender de los hechos que vamos descubriendo gracias al periodismo de investigación y a un grupo de fiscales y jueces que se la juegan en favor del país.