El gobierno no reacciona. Parece que el presidente Vizcarra está pendiente de lo que ocurre en Curitiba en lugar de dedicarse a gobernar. Esta situación de Barata y las delaciones generan un paréntesis político que el mandatario debe aprovechar para relanzar su gobierno, pues no bastan las reformas judicial ni política. Por ejemplo, ¿qué está haciendo para relanzar un programa de inversiones privadas que redinamice el mercado interno? ¿cuándo empieza una reforma del Estado, de la educación, de la salud pública? Él y su primer ministro muestran un gobierno pasmado frente a la coyuntura.