El fallo de la jueza Judith Cueva, que ha condenado al periodista Pedro Salinas por supuesta difamación contra el arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, es un despropósito mayúsculo, tanto por el contenido de la sentencia -que atenta contra la libertad de expresión- cuanto porque hay vicios que deberían conducir a la nulidad de este proceso. El Sodalicio, en lugar de apoyar la investigación de los periodistas Salinas y Paola Ugaz, los ha perseguido judicialmente. Esta reacción solo revela que este grupo religioso debería desaparecer.