El presidente Martín Vizcarra le regala municiones a sus enemigos políticos con su viaje protocolar a Madrid. En Palacio están perdiendo la brújula. Hay pugnas al interior por marcar la agenda. En esa lucha intestina, el gobierno no encuentra reacción eficaz ante las críticas de la oposición ni ante la labor de sabotaje en la que se ha enfrascado una parte de ella. Tampoco hay brújula en torno de políticas públicas.