El principal responsable de la gobernabilidad es el Presidente y, aparentemente, no tiene mayor interés en hacerlo. Solo incrementa la incertidumbre respecto a su propia durabilidad como jefe de Estado, poniendo en riesgo con su inutilidad política la continuidad democrática labrada desde el 2000 en adelante.

Como lideresa de la principal fuerza opositora, es el momento en que Keiko Fujimori se pronuncie sobre la estabilidad política de PPK aportando tranquilidad no solo ante sus seguidores sino ante el país. El fujimorismo tiene una tarea pendiente ante la opinión pública.