Las últimas declaraciones de Marco Arana, el líder del Frente Amplio (Tierra y Libertad) sobre Verónika Mendoza del Nuevo Perú, para quien pide que la investiguen en el caso Lava Jato confirman que la división en la izquierda es irreversible.

Para muchos, era deseable la unidad de la izquierda, pero en verdad creo que es saludable, dadas las circunstancias del país, que la izquierda defina sus diferencias y se perfile de acuerdo a su propia identidad.

En este sentido, si bien la huelga magisterial última ha servido para radicalizar a la izquierda queda claro que hay diferencias irreversibles. Políticamente, sirve a la democracia que los partidos de la izquierda determinen sus diferencias y elaboren propuestas distintas.

Hay que saludar que las mismas diferencias se hagan públicas por más que las formas elegidas por Arana no sean las más civilizadas.

¡Viva la izquierda desunida!