La sátira política es uno de los ingredientes de la libertad de prensa, y aunque sea insultante, como en el caso particular de la China Tudela, debe tolerarse de que en una sociedad democrática existan esos excesos. Eventualmente si estos son delictivos, recaerá sobre el autor de la misma una denuncia penal por difamación, pero no es admisible que el gobierno o voceros de algún poder de Estado amenace a una revista con un boicot publicitario.
Publicado: 2017-10-20
Escrito por
Juan Carlos Tafur
Periodista y psicólogo clínico. Actualmente, es colaborador editorial del diario El Comercio.